Masturbando a la Realidad

Antes de empezar quiero aclarar que este texto es sacado de un escrito de Hernán Casciari, y lo voy a utilizar para explicar una parte de mi vida. El texto trata de una carta de un padre a su hijo, y le explica en ella el tema de la masturbación. Y dice algo así.
Supongo que el vivir sin tu padre te marcará para siempre. Has visto mis fotos, te han contado algunas historias, quizás te han dicho en qué guerra he muerto, pero no puedes imaginar al hombre que fui. No te preocupes, nadie podría. Además, yo no soy el de las anécdotas felices, ni tampoco soy el hombre que aparece en los retratos que miras. Las personas se conocen de verdad en medio del aburrimiento y traban amistad, si lo hacen, con la rutina de los días. No tendremos —no tuvimos— esa suerte.
Entre estas rutinas hay una, que ocurre más o menos a tu edad, en donde el padre debe tener el valor de dar al hijo consejos fundamentales. Voy al grano, porque tengo poco tiempo y menos luz. Es muy probable que hayas comenzado a notar ciertos cambios en tu cuerpo. Tu madre, que es una mujer bondadosa pero poco dada a la conversación, no sabrá explicarte qué ocurre, ni darte consejo para que aquello ocurra de un modo placentero. No la culpes, porque es un tema masculino. Y, si me apuras, sólo de ciertos hombres.
En breve tendrás (o quizá ya los tengas) amigos mayores o más espabilados que te explicarán las mejores técnicas para el desahogo automático del cuerpo: dormirse la mano, por ejemplo, o agujerear medio kilo de carne y calentarla hasta los veintinueve grados. Todo esto será válido y al mismo tiempo será falso. No redacto esta carta para enumerar maniobras eficaces ni para revelarte accesorios.
El chimpancé también hace lo que haces tú cada noche. Con un poco de suerte, en un laboratorio se le podría enseñar al chimpancé la técnica de dormirse la mano, o la de calentar un trozo de carne, para darse mejor placer. Pero tú tienes algo que el chimpancé no tendrá nunca. Me refiero a una herramienta muy poco valorada por los adolescentes y por los hombres vulgares: la fantasía privada.
La fantasía privada, la masculina, la secreta, se construye sobre la base de dos consignas: qué haría yo si, cuando eres joven e inexperto; y qué hubiera pasado si, cuando eres mayor y te arrepientes de las oportunidades perdidas. Con estos mínimos recursos los hombres de bien le ponemos fin al tema de la imaginación, una herramienta que, por lo demás, utilizamos poco.
Ahora eres muy joven, pero llegarán tiempos de padecer un largo viaje en avión o tren, de intentar conciliar el sueño en vano, de esperar en una esquina a que llegue alguien que no aparece... Es entonces cuando debes hacer uso del qué haría yo si, y del qué hubiera pasado si. Con la práctica, cualquier tiempo monótono puede convertirse en un tiempo clandestino.
Toma papel y lápiz, porque lo que voy a decirte es más valioso que cualquier manualidad que te enseñen, en la escuela o en la calle, tus camaradas mayores. La imaginación privada masculina se desarrolla únicamente en dos contextos:
a) bajo el amparo de un hecho inconcluso del pasado (‘qué hubiera ocurrido si me animaba a proponerle un trío a las mellizas Klein la noche que estaban borrachas al lado de la piscina; desarrollar la idea hasta acabar’); o
b) en la sospecha de un futuro improbable (‘qué haría yo si la vecina del quinto me viene a pedir azafrán un sábado a las dos de la madrugada, en camisón; explayarse sobre el tema hasta acabar’).

Ahora bien como decíamos anteriormente aunque en este texto se este hablando de masturbación , sacándolo de contexto cuantas veces nos encontramos con esta frase : que hubiera ocurrido… si hubiese estudiado una carrera universitaria , que hubiera ocurrido si me hubiera casado con mi primer novia y luego viene el que haría yo si … que haría yo si tendría el titulo de Arquitecto o el que haría yo si mi primer novia se hubiese casado conmigo.
Por un momento me detengo a pensar en que en esas dos frases se puede pasar la vida .
Entonces me doy cuenta que es mas común en los hombres que en las mujeres el que hubiese ocurrido o de el que haría yo, empezamos con estas frases y cuando queremos acordarnos hacemos al igual que en la masturbación pensamos, fantaseamos , divagamos y desarrollamos la imaginación hasta el final, fuera de el mundo real trabajamos nuestras ideas y nuestros deseos, fuera de el mundo real progresamos y convivimos con el éxito y la felicidad, fuera de el mundo real viajamos a lugares exóticos probamos todo tipo de realidad alternativa y comenzamos a generar nuestra realidad lateral que influye en nuestra vida real.
Masturbación: Estimulación o manipulación de los órganos genitales o de zonas erógenas para proporcionar goce sexual.
Sacándolo de contexto sexual un poco solamente encontramos en la definición palabras como ESTIMULACION, MANIPULACION y la mejor ZONA EROGENA.
En la vida lateral la estimulación de el cerebro es fundamental para llevar a cabo el total desempeño de la fantasía para poder Manipular con total libertad el deseo que quedo latente o qué puede llegar a ser realidad y sobre todo manipular la zona erógena ( cerebro otra vez ) para que la realidad sea creíble en nuestro interior y de ahí sacarlo a relucir.
A lo mejor es necesario convivir con estas dos realidad ya que son realidades pero que la realidad lateral no supera a la realidad en si porque si esto sucede quiere decir que ya somos mayores, que ya crecimos y que se nos paso la vida con el que hubiese pasado, y que en realidad nunca paso y que en realidad lo único que paso es el tiempo, lo que paso es la carta que nunca le diste a esa chica o el ramo de rosas que nunca en tu puta vida regalaste , es la ultima cena con el abuelo, es la cara de la vieja cuando te ve un domingo al mediodía con cara de resaca y vestido con la ropa que te fuiste de joda la noche anterior , es la cara de el viejo cuando te ve cocinando con sus cuchillos y sus sartenes , que bueno seria cambiar estas dos frases por lo que voy a hacer y lo que paso en realidad, y lo mejor seria masturbar un poco mas la realidad y hacerla mas excitante y mas sensual.